25 nov 2007

CONJURA NO PARA NECIOS

El caos generalizado no produce nada perfecto, pero demasiada perfección es un caos. A nosotros nos basta con la perfección de poder perdernos y con el desorden de volver a encontrarnos dispuestos para contarlo. Contaremos que nadie puede saber a ciencia cierta si está despierto; que la realidad es un ensayo monstruoso donde el mundo puede ser suplantado por decorados y la economía desfigurada hasta ser confundida con los deseos insaciables de una minoría de traficantes de miserias. Contaremos también que nos han vendido medicinas fraudulentas con burbujas trilaterales de sinarquía y misticismos necrófilos que se proclaman terapéuticos desde los circulitos concéntricos del poder.

Aun cuando el naufragio sea colectivo, lo que resulta repugnante -salvo que entendamos la prosperidad como una feria de charcutería social- es que el lucro privado sea la premisa de las organizaciones más poderosas; peor aún, antes que repugnante, lo inadmisible es que existan este tipo de organizaciones. En este sentido, la mayor obra de ingeniería no ha tenido lugar ni en los transportes ni en las telecomunicaciones, sino en la capacidad mutágena y casi onírica de exprimir al individuo en toda regla, es decir, fuera de toda regla. Tal vez necesitaríamos vivir más de una vez para comprender las claves de la naturaleza humana y tal vez entonces llegaríamos a la conclusión de que no merecen ser comprendidas, pero desde luego no hace falta un tremendo acervo para percatarse de que tenemos la fortuna de ser valiosos para los responsables de esta impostura... valiosos como piezas de ganado con cuya fuerza de producción, consumo y consentimiento puede especularse sin restricciones. A esto lo llaman libertad. Por nuestra parte, no tenemos ninguna imagen mítica que ofrecer a la gente ni ajustes de cuentas infinitos que saldar, pero estamos en guerra, somos insurrectos y nunca hemos despreciado las reservas contenidas en la grandeza de lo chico.

Gobernar debería ser la justa y transparente administración de la riqueza. En la mayor parte de los casos, los gobiernos no pasan de ser títeres de las maniobras orquestadas por las coaliciones de los más ricos. Esta situación, atractiva sólo para víctimas necias y verdugos recalcitrantes, merece una respuesta devastadora de honda penetración institucional: la acción combinada de anarcomercados negros que favorezcan el intercambio paralelo y horizontal de productos y servicios, de anarcoguerrillas contra los oligopolios de la información y -no podemos evitarlo- de anarcointervenciones de los bancos centrales con sus respectivas redes de clanes inversores. Colectivizar las fuentes de riqueza de un país, así como garantizar medidas de control directo sobre las mismas, no equivale por concepto a un acto de expropiación: expropiar es lo que han hecho desde la revolución industrial -sin mayúsculas- las corporaciones financieras cuando nadie ha sabido ponerles freno. Nuestro plan de ataque esotérico pretende redirigir la riqueza a sus bases con estrategias que dispersen de un tajo la acumulación excesiva de capital y, por ende, sus funestas consecuencias. Esta declaración, que podría tomarse a la ligera como una apuesta romántica imbuida de regeneración socialista, pretende anunciar algo más sólido que una versión neocrédula de filantropía ideológica: el despliegue de barricadas interdisciplinarias que contengan los tratamientos de choque impuestos por el capitalismo fanático de los discípulos de Rockefeller y Milton Friedman. 

Todo Estado fuerte necesita ciudadanos débiles. No es fácil examinar las entrañas de Leviatán cara a cara. La verdad al desnudo es una puta a la que no es fácil entregarse, pues ha sufrido amputaciones graves, huele a podrido y para colmo es portadora de enfermedades ultrajantes. Existe un pacto de silencio mediático a nivel internacional, una huelga decretada contra el conocimiento, una encriptación severa de la razón crítica; existe, asimismo, un tao de la confrontación en nuestra conjura que dará origen a dialécticas de efectos secundarios impredecibles. Alguien nos ha dicho que en la tesis del anarcoestado cree ver una apología de la economía del regalo. No lo discutimos, forma parte de nuestras insinuaciones más amigables de igual modo que la simpática restauración de la guillotina o el régimen de castas tecnofeudal.

Lo estamos inventando. No sabemos que saldrá. Haremos lo que no quieran que hagamos... y lo haremos bien.

28 ago 2007

EL EJÉRCITO DE LAS TINIEBLAS

En lo que somos, no somos ciertos; y en lo que no somos ciertos, alcanzamos lo que somos. Somos noventa y nueve anarcotiranos, treinta y tres comandos de guerreros donde cada individuo constituye un poder inexpugnable. Noventa y nueve combatientes no dispersos, sino concentrados en noventa y nueve lugares del mundo con adiestramiento para actuar desde la cabeza al gatillo. Quizá parezcamos pocos al ojo ignorante, pero somos pocos de mucho valer. Con menos hombres se han minado imperios que se soñaron eternos.

En el origen de los acontecimientos históricos más significativos siempre hay alguien que aviva en soledad el volcán de su espíritu, mientras que por cada sujeto que llega a ser un punto de partida existe otro millón de amaestrados dedicados a embestir. Por tanto, un ejército de noventa y nueve almas soberanas dispuestas a desmontarlo todo supone la tenebrosa amenaza de casi cien guerras abiertas... ¿todavía sigues creyendo que somos pocos?

La gente pequeña tiende a contabilizar los fenómenos como calderilla porque ellos mismos no cuentan; la gente pequeña es venenosa porque tiene ideas pequeñas, que no es lo mismo que carecer de ideas ampulosas, pues entre la masa proliferan quienes se creen llamados a protagonizar misiones grandiosas. Estos, antes que otros, son la hez más pestilente de la sociedad, un excremento creciente que urge reciclar, aunque puede que esta declaración de enemistad no quede exenta de resonancias mezquinas. Puede. Cuando el tren ha llegado a su destino, lo apropiado es olvidarse del billete que ha cumplido su misión. Olvidaremos, sabemos hacerlo. Sabemos que cuando se lucha contra algo también se lucha por ello; perseguir un objetivo es errar el blanco desde el principio. Por eso nuestro estilo de combate no arranca con un por, tampoco con un contra, sino con un incisivo y molesto dentro de.

Pronto anunciaremos nuestra salida de las sombras.

25 ago 2007

SIN ESPERANZA, SIN MIEDO

Las grandes batallas pertenecen a los mayores mentirosos; los peores embustes a los más viles hipnotizadores, a los pacifistas con sus tropas de mansos. Revolución, ¿para qué? ¿Para añadir más mercancías, nuevas tallas y colores al mercadillo planetario de letargos? La confusión está de moda porque la endulza la tentación de ser admirado, versión primeriza del horror a ser excluido. No, señorías, no vamos por ahí.

En la escalera de máscaras, tras el último peldaño, ebullición de avatares imponderables. Cruje la mente, los huesos se disipan. Al pie del abismo no hay gloria ni perdón; tampoco amor ni salvación -pero las llagas ríen y porfían en el intento de sostener lo insostenible: entregarse a la caída o estrellarse en el cielo, el paso es el mismo.

Con todo en contra y en contra de todo. Sin esperanza, sin miedo. Dolor de mutaciones, liberación en virtud de crímenes ejemplares a través de los cuales el hombre tendrá que reinventar su papel expulsando de sí el lastre de sentirse como una criatura predilecta. El hombre expatriado del hombre, un arte que no debe nada y nada tiene reservado. Anarcoestimulación, la majestuosa tragedia de pasar sin pesar unida al sublime goce producido por una lágrima de hielo que apenas roza el continente perdido de nuestro reino, que es de este mundo y también de aquél donde la harina procede de costales rotos...

¿Preparados? Seréis poderosos porque aprenderéis a ser injustos. ¿Listos? Estaréis saciados cuando conozcáis el peso exacto de la corona. ¿Ya? ¡Ya muere de ya! Ya dogma y cruz de la inmediatez, que también puede ser un anzuelo de penurias autocumplidas, un principio de parálisis disfrazado de fuerza generativa. ¿Revolución? Jaja. Cuando empezamos a entender la trama de la historia, la historia nos entierra. Siempre es demasiado tarde o demasiado pronto.

Dejad que los niños mueran en el limbo del que nunca debieron salir. Dejad que el eterno retorno os enrosque con una vuelta más. Dejad que os diga una cosa: lavativa, trote y al corral, que llegan los amos.

Día de San Mequetref, patrón de todos los rufianes.

4 ago 2007

EL DISCRETO ENCANTO DE LA VIDARREA

En un mundo donde los tontos cabalgan sobre los mejores, ¿quiénes son los listos? En un recipiente que hace aguas por doquier, ¿qué sentido tiene luchar por el trago más largo? Reconocer el fracaso cuando llega y seguir adelante, no conocemos otra manera de triunfar. Y si la única fórmula que conjuga bien con nuestro vacío es la de seguir soñando, soñaremos más despiertos que nunca -soñaremos irrumpiendo, interrumpiendo la mala vida con vidarrea.

No tendrás una definición fácil de vidarrea que permita seguir acelerando tu curiosidad asistida de animal locomotriz. Vidarrea es un quizá de evacuación morbosa de la voluntad con derramamiento impetuoso de fuerzas; un tal vez de disolvente de sí que salpimienta a los otros mientras defeca el alma en un pulso continuo de llama sin nombre. Y si "nuestra fuerza se mide por el número de creencias de las que hemos abjurado" -como decía nuestro amigo Émile- ya nada puede derrotarnos, hemos desertado incluso del suicidio, la última ambición... ¿Cómo? ¡Ah, es cierto! Puede también que nos queden unas ganillas bobas de avanzar, cosa de poco en cualquier caso: nos gustaría extirpar unos cuantos millones de cabezas y convertir algunos cráneos en orinales tuneados que tendrían el privilegio de servirnos en las interminables noches de carcajada honesta y sexo linfático.

No es nada personal, ¿es necesario advertirlo? Ahora somos vidarreicos incorregibles, apóstoles desengañados al cubo, crónicos de la vida que asusta porque no se asusta. Es más, no nos importa saber lo que somos: mañana habremos abortado lo que pasado olvidaremos.

Vidarrea, por supuesto, la vida que arrea.

27 may 2007

DESMOVILIZACIÓN ELECTORAL

Queridos desconocidos, a pesar de que uno de nuestros hábitos vigentes consiste en no hacer concesiones a la actualidad, tenemos que llamar la atención sobre el hedor a inercia que impregna este supuesto día de descanso semanal. Las masas han vuelto a ser movilizadas so pretexto de elecciones autonómicas y municipales en detrimento del individuo soberano que sabe pilotarse. Los titiriteros, sin importar la tendencia política que se atribuyan, esperan sellar el pacto de silencio durante otra legislatura y prefieren un voto perdido al sabotaje que representa la abstención activa. Por ello os animamos a votar si queréis realmente ser cómplices de sus próximos abusos, falsedades y negligencias. Votad, ciudadanos vencidos antes que convencidos, para entregar la derrota de vuestro amor propio y declarar, de paso, la renuncia a la vida consciente; deponed las armas del intelecto en las urnas y presumid en adelante de haber firmado un contrato a ciegas con el enemigo.

28 mar 2007

EL MAGICO PRODIGIOSO

Entre las columnas, más que filas, de la Anarcotiranía (pues aspiramos a elevarnos sobre la masa y no a extender su rastro) otorgamos el título honorífico de fascinarka al militante que se distingue por su inteligencia como hechicero de la noluntad. (*)

Fascinarka es un vocablo deliberadamente confuso creado con el gusto de proponer no un oxímoron de garrafón, sino un despliegue vectorial de significados. Su interpretación más obvia lo asocia con fascismo y anarquía, suena a anarcofascista, pero etimológicamente hemos querido derivarlo de fascinum = encanto y de árche = mando. El resultado es un cruce semántico que aglutina el poderoso encanto de la fascinación con el fascinante encanto del poder en los atributos del sujeto que ha sido reconocido fascinarka por sus camaradas.

No se puede encorsetar al fascinarka en el burdo papel de tecnócrata de causas marginales; tampoco en la vulgar arrogancia del cabecilla avispado o del abusón. Antes que nada, se trata de alguien que está preparado para conseguir lo que quiere porque ha conseguido un refinado dominio sobre la plasticidad de la experiencia humana. Su perfil no es tanto una versión nihilista del liderazgo como un saber imponerse desde dentro hacia fuera. Es un príncipe en estados de conciencia que puede transferir su mundo psíquico y logra algo más valioso que la obediencia ciega: la ligadura del encantamiento, una adhesión despierta. Sin embargo, atendiendo a la inestable naturaleza de las jerarquías espirituales, el privilegio nominal de fascinarka se extinguirá cuando quien lo ostente no sea capaz de mantenerse a su propia altura. Dura, por tanto, lo que el embrujo dura.

(*) Véase el apartado "Imperativo Noluntario o Dictadura de la Noluntad" en el TERCER MANIFIESTO DE ANARCOTIRANÍA

16 feb 2007

AZOTE DE AZOTADORES

Muchos nos han calificado de gánsters por mantener que quien quiera peces debe mojarse el culo: nos da igual. Sin embargo, como el mundo también está hecho de malentendidos, queremos aprovechar el entuerto para remachar algunas vaguedades:

- Consideramos, en efecto, el asesinato como una de las bellas artes, pero eso no nos convierte en homicidas, sino en artistas.

- Consideramos, en efecto, que la propiedad es un robo, pero eso no nos convierte en expoliadores, sino en restauradores.

- Consideramos, en efecto, que fundar una banda armada sigue siendo la manera más eficaz de organizarse, pero eso no nos convierte en forajidos, sino en estrategas.

- Consideramos, en efecto, que la alteración del orden público es necesaria para lograr un orden superior, pero eso no nos convierte en criminales, sino en sabios.

- Consideramos, en efecto, que o se vive peligrosamente o se vegeta, pero eso no nos convierte en temerarios irreflexivos, sino en combativos milicianos.

Ahora puedes, si así te place, acusarnos de mafiosos, villanos y otras cien cosas peores recopiladas de las cloacas del heroísmo: nos da igual. Podríamos alegar que el hábito no hace al monje, que aún no hemos matado ni extorsionado a nadie, que somos unos chicos estupendos hasta que no se demuestre lo contrario, pero a cualquier anarcotirano que se precie la retórica de las identidades con sus respectivos camuflajes sólo le provocan majestuosos bostezos.

Cave canem, quien avisa no es traidor.