13 dic 2012

¿SUMARIO O RESTARIO?

En España, los gobernantes han creado una marca ejemplar desde el procedimiento de saquear a su propio país en nombre de una necesidad ficticia implantada en beneficio de una casta que por ser demasiado real no se toca ni de palabra. La privacidad extorsionada sistemáticamente por los múltiples virreinatos del Estado, los poderes públicos secuestrados por la banca y ésta, de detrítica a sobrealimentada, extendiendo sus tentáculos donde le place al servicio exclusivo de sí misma, he ahí la vanagloria.

Si, tal como anuncian los recién festejados títulos del régimen, "la soberanía nacional reside en el pueblo", entonces sus dirigentes son culpables del crimen de lesa majestad... no es preciso ser jurisconsulto para percatarse. Y puesto que los responsables de administrar justicia, que por cobardía, impostura o nefanda coyunda de ambas así la venden, nada cierto ni certero hacen por erradicar el desafuero, habrá que condenarlos junto a los autores materiales según las leyes estrictas de un nuevo código de alta conducta destinado, en especial, a velar por la integridad de quienes se creen grandes. No somos nosotros quienes debemos humillarnos ante medidas y decretos desleales; son ellos, quienes los refrendan, los que han de alfombrar con su pellejo el paso a los visionarios insurgentes. Frente a todos y cada uno de los traidores que se encarecen mercadeándonos de barato, nuestra actitud seguirá siendo tan diáfana como la mantenida por la Reina en el maravillado mundo de Alicia cuando exigía:


¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!

10 jul 2012

RECUERDA, GUERRERO

Si el cuerpo te pide comisaría, tu salud está a salvo de colaboracionismo. En la guerra, como en el amor, la neutralidad no existe y la lógica del mal menor, tampoco: ambas componen el baremo por el que se miden las batallas perdidas en el campo de la docilidad que la demagogia propagandística suele vitorear como paz.

Proclamarse neutral en medio de la lucha favorece al bando vencedor, y todos los vencedores hacen esclavos cuando se cansan de fabricar muertos. En cualquier fase de la contienda, creer la información suministrada por los que te quieren vencido supone una aceptación psicológica de la derrota.

Acostúmbrate a tener enemigos, contra ellos aprenderás a establecer el valor de tu entereza y a ser mejor amigo de tu verdadera vida, la que no quiere el alambre de espino de los límites económicamente dictaminados.

Recuerda por último, guerrero, que el arma más peligrosa eres tú mismo una vez has decidido desprenderte de los escrúpulos que te impedían dibujar el miedo en el rostro de tus ofensores.

20 jun 2012

LOA A LOS YAYOBOMBAS

De la esperanza de conocer un futuro mejor depende la sumisión del presente, pero no hay signos en el mundo actual que justifiquen esa ilusión. Todo está perdido, luego todo está por vencer. No hay más que lo que hay, y la salida que alivie este exceso de presión sobre los pueblos no hay que encontrarla en el orden establecido, sino provocarla con el caos que se confía a lo irreprimible una vez ha superado el hechizo de pavor que todavía nos ata al sistema impidiendo romper a sangre y fuego los últimos baluartes de su poder, para nosotros vestigios humeantes...

¡Qué formidable favor prestarían a sus más lozanos coetáneos y a sus descendientes los ancianos que, hastiados de lo poco que les queda por vivir y abocados a extraviarse en el rastro ya difuso de lo vivido, se decidieran a honrarnos con un suicidio al modo de esos monarcas asiáticos que al morir llevábanse consigo lo más granado de su corte! Por cada abuelo dispuesto a inmolarse, podríamos quedar exonerados de la indeseable presencia de directivos financieros, ministros, magistrados supremos, militares de alto rango, líderes sindicales, periodistas mamporreros, especuladores bursátiles, jerarcas eclesiásticos, policías corruptos o engendros regios. Como acto final de la voluntad, ¿puede haber decisión más digna de alabanza que sustituir el pañal al que suele sentenciar el envejecimiento por un cinturón de explosivos? Nunca la senectud será tan grande como al querer desaparecer haciendo desaparecer con su abrazo libertador al negrero.

Por tradición se nos recuerda que "a rey muerto, rey puesto", aunque la ciencia nos advierte que el órgano crea la función, no al contrario, y la experiencia adquirida nos ha llevado a la sensatez de prescindir de la necesidad de ciertos órganos y, por tanto, de sus funciones históricas. El antagonismo sin rendición de los yayobombas intervendría en la presente coyuntura como una causa biológicamente útil a los sucesores que desean organizarse con estructuras sociales más vigorosas y satisfactorias, sencillas en la gestión de los recursos a la par que inteligentes para formular su soberanía evolutiva.

17 jun 2012

EL DESPEJO EN SU PUNTO DE HEROICA INSUMISIÓN

Como quiera que las instituciones que garantizaban la ilusión del contrato social han perdido su poder de convicción dejando al descubierto la mezquindad de su naturaleza represiva, y se da la concurrencia favorable de que existe en los individuos más pujantes una mentalidad madura para sembrar un cambio sustancial de régimen, debe forzarse la mutación política que se resiste a aceptarlo antes de que la estructura del montaje nos masacre al caer por su propio peso. El carácter amotinado de este movimiento ha de ser violento por necesidad, puesto que nace irrumpiendo desde la raíz la costra purulenta del pasado contra la momificación mental obligatoria planificada por el fascismo financiero como único modo aceptable de supervivencia.

Armados de una fiera elocuencia como parte irrenunciable de nuestra acometividad, queremos marcar la diferencia entre asestar el golpe de insurgencia que postulamos, y esos golpes de Estado amañados desde arriba a fin de que nada sea abolido tras la desesperación generalizada, que es el proceso de salvación del oprobio en el que están complicados tecnócratas y demócratas en la actualidad con una invitación abierta a sus respectivos frentes de tabulación nacional.

Abandonemos de una vez las nauseabundas exequias de la modernidad por obra de una anarquía con Estado y de una tiranía sin dominación.

16 jun 2012

EL DON DE MATAR

"No hay un arma de tu voluntad individual que, manejada por otros, no se vuelva inmediatamente contra ti".
Raoul Vaneigem
Tratado del saber vivir

A cada insidia su vara de insolencia. Cuando la dirección impuesta a los acontecimientos hace de la sociedad un lugar donde es imposible vivir dignamente, exterminar a los opresores ya no es un crimen, sino un acto de generosidad derramada. 

11 jun 2012

ESPAÑAR

Figura retórica de amplia difusión mediática acuñada por las autoridades económicas para designar por su contrario a un fenómeno de consecuencias sociales indeseables, como cuando a un secuestro masivo se lo llama "rescate". Si dada la extremada susceptibilidad de su contexto de aplicación el recurso se revela inverosímil, suele optarse por otra frase de apariencia puramente técnica o neutral, como "provisión de liquidez financiera".

2 jun 2012

ARQUITECTURA ELEMENTAL DE LA DISIDENCIA

Entendemos la disidencia como el arte de manifestar públicamente el desacuerdo radical entre el criterio propio y las tendencias instaladas en la sociedad que tratan de presidirlo, rebajarlo o desactivarlo atribuyéndose el monopolio de la legitimidad para crear sentido. Dada la gravedad del disentimiento que la parte dominante empieza por negar con el disimulo de tolerarlo, no cabe una reconciliación entre los oponentes, tan sólo la necesidad de introducir un margen de separación que experimenta en primer término el discrepante (de ahí que la etimología de disidir sea dissidere, ‘sentarse lejos’), seguida de un enfrentamiento explícito al que lo empuja la fuerza de las circunstancias cuando no logra construir un escenario alternativo para vivir la divergencia según las normas del pensamiento sobre el que se sustenta. Es preciso aclarar que esta contienda no es una declaración de guerra, sino la respuesta a una situación preexistente de adoctrinamiento y manipulación categórica que no admite enmiendas en su ámbito de poder, que se extiende de lo ideológico a lo religioso, de lo económico a lo político, de lo transnacional a lo local y de lo estatal a lo privado.

Hemos puesto el énfasis en el significado creativo de la disidencia porque, como toda disciplina artística, tiene la vocación de transfigurar con su mirada las realidades con las que se relaciona, así como una estrategia que combina el talento personal con la práctica encaminada al perfeccionamiento de las técnicas, soportes y conocimientos que maneja. La disidencia supone un compromiso virtuoso del disidente frente a las exigencias alienantes del sistema, y como el sistema es totalitario en el ejercicio extralimitado de sus funciones, el carácter antagónico de su obra crítica también debe serlo, sin olvidar que toda actitud inconformista que quiera organizarse contra sus adversarios debe contar con dos fundamentos: voluntad de rechazo y voluntad de destino. Veamos los trazos esenciales de cada una:

1. Voluntad de rechazo 
1.1 La mentalidad disidente no se limita a reformar las reglas de juego, piensa y quiere otro juego: opera mediante conceptos revolucionarios. Su rechazo del sistema es completo, no admite reajustes parciales que, con razón, interpreta como una componenda en beneficio de lo establecido. 
1.2 Cualquier concesión al contrincante debe ser planteada como una maniobra para aprovechar la fuerza del contrario facilitándole un simulacro de confianza que le haga bajar la guardia y, así, poder estudiarlo desde cerca hasta encontrar el momento propicio para sorprenderlo con un ataque certero. 
1.3 La disidencia es la expresión más selectiva del descontento y, por ello, se trata de un frente minoritario. Sus integrantes deben saber que sólo contarán con escasas oportunidades de éxito cuando el caos social sea máximo y la masa sea receptiva para asumir lo inadmisible.

2. Voluntad de destino 
2.1 No basta con combatir al enemigo común, toda la potencia de la disidencia será insuficiente mientras no exista una comunidad interna de valores fundados sobre sentimientos sólidos que vayan más allá de las emociones reactivas, y por otra parte justas, como la revancha política.
2.2 Todo camarada, antes que cómplice, debe ser hermano, y esto por dos motivos: uno táctico y otro psicológico. Por un lado, es más difícil dividir a una familia unida que a un grupo de adeptos; por otro, no es posible que los guerreros saquen lo mejor de sí mismos si no disponen de un clima de regeneración afectiva definido por la confianza mutua.
2.3 La hermandad debe regirse por ideas que no se agoten en la aversión al enemigo exterior y puedan, por tanto, aprovechar los vínculos compartidos como un denominador de entereza en la adversidad. La lucha es más vehemente y se ejecuta con menos temor a las represalias cuando se apoya en la afinidad de un parentesco que en objetivos abstractos, como el triunfo de una creencia, o puramente materiales, como la obtención de una recompensa.

En realidad, más que el razonamiento único inculcado por el sacramento comunitario de la mansedumbre, coexisten varias versiones uniformadoras de razonar que se disputan la primacía cultural de la cautividad humana, pero todas ellas inspiran disidencia a quien sabe pensar por sí solo. 

17 may 2012

LA REVOLUCIÓN DEPRESIVA Y EL AMOR VACUI, O EL ARTE DE SER TEMIBLE SIN PONER BOMBAS


"Un hombre armado es un hombre libre".
Divisa de la comunidad Diggers de San Francisco


...Y el arma más destructiva que puede dirigir contra el dispositivo turboeconómico de exprimir almas y reprimir cuerpos, es la depresión. No una depresión lineal desactivada por la culpabilidad sin fronteras que se retroalimenta a través de hábitos autodisplicentes, sino el abatimiento entendido como una dinámica de pasividades reacias a mantener relaciones de colaboración con el enemigo, al que impregna de manera sutil y envolvente con su apatía hasta ocasionar un daño estructural en el sistema que sostiene su hegemonía. Quizá no se haya comprendido todavía que la depresión es un estado deliberadamente subestimado debido al inmenso poder disolvente contenido en la naturaleza ímproba de sus padecimientos, que disponen de la potencia corrosiva necesaria para inocular un desarraigo contagioso a cuya negatividad es imposible darle forma desde fuera, pues supone una deserción que se derrama en todas direcciones como una ausencia ingobernable. Un hecho significativo que nos da una idea del alcance de este poder, es que en la sociedad del malestar sonriente a nadie se le permite la constancia de hundirse el ánimo sin ser vinculado de inmediato a un proceso de medicación que comienza, por un lado, con la evaluación psiquiátrica, y se prolonga, por otro, con el tratamiento a base de psicofármacos; estrategia combinada que pretende bloquear eficazmente las inhibiciones reactivas y dirigir la reafirmación productiva del afectado, a quien se lo tolera en su papel de paciente mientras no deje de ser un actor compatible dentro del modelo de sociedad prescrito. Existe, por ende, una guerra mental contra las transgresiones neurálgicas que se desencadenan con el terremoto de la tristeza abandonada a su inercia. «Hay que romper la red. Pero para romperla valen todos los caminos, porque sus nudos son de naturaleza diferente: cada camino rompe un nudo» (Jesús Ibáñez). Y el nudo que gracias a su excelencia caótica logra deshacer todos los demás es el que pone al individuo en la actitud de desilusionarse por completo, lo que hemos convenido en llamar revolución depresiva y es, en síntesis, la lucha de pensar depresivamente a través de un contrasistema de inoperancias, un despliegue de desafecciones para imponer al adversario contracción. ¿Qué puede dar un sujeto desrealizado a la maquinaria que exige el pleno esfuerzo de cada uno? Tras la antiterapia de choque que nos sirve de barricada en mitad de la conexión de catástrofes establecidas por el fracaso civilizador del humanismo, únicamente lo que sobreviva a la depresión será recuperable. Nuestra estrella guía el desastre.


Si aplicamos las leyes de la oferta y la demanda a las ideologías nacidas de la modernidad, ninguna de ellas sobreviviría a la extenuación actual de sus posibilidades. Prueba de ello, el auge de las tecnocracias que propician una política despolitizada que se pudre desde la élite a causa de su falta de ideas vigorosas para superar el terror a la carencia absoluta de soluciones. Arreglar este mundo implica negar su validez y repudiar la vigencia de su carácter universal; un mundo donde lo importante no es ser libre, sino creerlo; una creencia impracticable para todos los alérgicos a la narcosis dogmática. Parafraseando a un impostor, la libertad no hace felices a los hombres, los hace, sencillamente, semiesclavos, es decir, conscientes del cautiverio de la fatalidad en la que querer es volverse más adherente a las servidumbres. No es que sea más libre el que no quiere querer, es que está menos atado. Y además, por su volatilidad, no hacer es lo menos explotable que puede hacerse. Nosotros, los noluntarios, desqueremos esta cultura por haber renunciado a la intrepidez natural para desatar grandes dosis de energía, convertida en un lupanar planetario especializado en producir millones de seres acomplejados que dependen del suministro cotidiano de fetiches cuya rentabilidad, en vez de atenuar los sufrimientos añadidos al existencial, los prolonga y enreda hasta la obsolescencia de la criatura que es consumida mientras consume. Ante esta desnutrición espiritual, preferimos hacer brecha con nuestra depresión sin trabas ni transacciones, aunque no desdeñamos amenizarla con el plausible rito de la guillotina que dignifica el sacrificio humano y nada tiene en común con esos altares de la mercadotecnia donde no hay lugar para la liberación de los instintos reprimidos, atrapados en una prórroga intermitente del deseo que termina por asesinarlos mediante el entumecimiento al que lo someten las necesidades inducidas artificialmente. Ninguno de los imperativos comerciales de esta civilización que agoniza víctima de su mitificada desmitificación está dotado de la magia original que transmite la sangre derramada por una noble causa, cual es la desparasitación de los entramados financieros. A todos sus caudillos corporativos y a los secuaces inverecundos que a su sombra nos devalúan con el enriquecimiento alucinatorio de la usura, los declaramos homo sacer rehabilitando una figura del antiguo derecho romano utilizada para designar a quienes habían adquirido la condición inferior de hombres borrables como consecuencia de la ruptura de un juramento sagrado. Un homo sacer no puede ser oficialmente condenado a muerte; sin embargo, puede ser muerto con impunidad por cualquiera. Este precepto, que no debe desvirtuarse como una simple exhortación a la virulencia, es una cuestión de principio que remite al espíritu arcaico del acontecimiento fundacional emanado de nuestra fidelidad pagana al arché. No se trata de implantar la crueldad como acto de soberanía política ni de instaurar purgas como espectáculo violento para el vulgo; se trata de conceder a la venganza el honorable estatuto de arte público imprescindible para calmar al depredador enjaulado que todos llevamos en el interior y para el que sólo encontramos respuestas neuróticas en esta versión neocón del infierno decorada con los residuos generados por la progresía remilgada que la precedió. ¿Es reprobable que quien recibe merecidamente el epíteto de malnacido se gane los vítores de bienfallecido? No censuramos la fuerza, atacamos la moral que obtiene la suya culpabilizando el uso del poder propio y emponzoñando sus fuentes con la carroña de una soteriología (escatológica en su doble acepción de ultratumba y fijación excrementicia) responsable de haber incubado este orden desprovisto de justicia, traidor a las relevancias primigenias e impermeabilizado a la irrupción épica de su retorno. Los procedimientos de fabricar consenso están en declive: esa y no otra es la crisis; nuestra solvencia, por el contrario, la falta de miedo: ¿lo tendrán los próceres al creciente disenso? Estamos hartos de ser manejados como una mansa clientela a la que se ordeña con guantes de lija cuando los negocios se frustran, hartos de soportar castigos por un derroche que nunca nos benefició, hartos de seguir pagando diezmos al club de régulos burbuja que deberían asumir un martirio ejemplar por el fraude de la planificación tacaña que nos ha reducido a caricaturas de ciudadanos en el basurero de las ideologías, a propósito de las cuales aún permanece vivo el recuerdo mezquino de sus pulsiones psíquicas, entre las que Baechler mencionaba la avaricia como motor del capitalismo desarrollista, así como la envidia que conduce a los colectivismos. Ninguna de ellas está presente en las huestes de la Anarcotiranía.

Pudiendo optar por un nombre menos agresivo que condensara la irredenta vocación lateral de nuestro movimiento (barajamos libertarquía, anarcocracia, plenarquía y apoderarismo), elegimos el santo y seña de Anarcotiranía porque, sobre el aparente desprestigio conceptual, sabemos que prevalecerá el acceso a la temible colisión visionaria de la rebelión y la supremacía, a cual más odiosa para las corrientes biempensantes, incluido el anarquismo clásico, que se estancan ante cualquier propuesta que haga fisuras en su cerrada concepción del Estado, que para nosotros ofrece atributos metamórficos con los cuales pasar de ser un agente letárgico a la crisálida de en un ente orgánico inmune a las secuelas del crecimiento por el crecimiento, fase última del reino de la excrecencia que ha sacralizado sin sustancia el éxito de lo postizo en detrimento de la experiencia. A la inversa de la corrosión lucrativa de la identidad y las costumbres, cuyo valor depende del chantaje especulativo que a todo le pone precio, nuestra visión anarcoestatal del intercambio cooperativo extrae su valor del tesoro de unos lazos éticos compartidos que se regularán en función del mérito sobre tres ejes clave: el coraje (hazañas), el talento (cualidades) y la dedicación (servicios).


Al restringir la gestión de la economía al selecto círculo de los expertos y dejar la evaluación de su criterio a los especialistas que desestiman la opinión de los afectados por sus decisiones, se crea una aberración análoga a la que durante el medievo impedía la traducción de los textos bíblicos a las lenguas vernáculas, que de haber tenido lugar entonces hubiera acelerado el examen crítico del cristianismo y la decadencia de los privilegios de clase que dependían de sus calumnias. Y si nos parece absurdo que quien no domina las teorías que explican el comportamiento de la luz esté incapacitado para elegir los colores de su atuendo, no vemos motivos suficientes para que la administración del saqueo siga blindada a nuestro arbitraje. Asqueados de la conformidad por decreto tanto como de la indignación paralizada por el pacifismo, en este prejuicio participan por igual todas las fuerzas que se reparten el espectro político invariable de derechas e izquierdas (la habitual trayectoria de «izquierda, derecha, al centro y pa dentro»). Puesto que esta división trucada nos repele, hemos buscado un referente más satisfactorio y dimos con el eje biopolítico que distingue a los estratos dominantes de las masas subordinadas, un enfoque que dista mucho de ser preciso porque la dualidad básica del fenómeno se manifiesta dentro de cada segmento de población con una exuberancia de ambivalencias que hace inviable el empleo de categorías sin incurrir en un grave reduccionismo. El padre asalariado puede ser un servil obrero en el taller de su jefe y un verdadero sátrapa en miniatura, con mando a distancia en mano, cuando se lo traslada al seno familiar. A continuación, evaluamos como interesante la tesis transversal del historiador Philip Bloom, que calibra a las gentes entre los partidarios del oscurantismo y los defensores de las luces. Pero su análisis, pese a resultar poco convencional, ignora todo lo que las tinieblas aún tienen que enseñar a las mentes ilustradas, y no parece advertir que los sueños racionalistas terminan por desvelarse en el gulag y el crematorio... Tampoco nos convence la dicotomía expuesta por Arendt al situar en extremos opuestos los regímenes totalitarios y las opciones pluralistas, ya que ninguna sociedad centralizada se revela exenta de un endémico afán integrista bajo un análisis riguroso. La diferencia radica, sobre todo, en el grado de hipocresía con que dosifican sus males no menos que en el laberinto de distracciones donde se pierde el rastro de su origen. Es el caso de las sociedades liberales que se creen acogedoras con la diversidad, presumen de haber separado sus poderes y se definen como abiertas a la promiscuidad de la igualdad de derechos, pero no vacilan en protegerse como un cuartel tomado por sicarios frente a los motines iniciados en el pensamiento que cuestiona sus métodos de legitimación. A semejanza de parques temáticos construidos a escala metropolitana alrededor de una matriz penitenciaria, demuestran que la seguridad de sus instituciones, más que reposar en la confianza inspirada por las libertades civiles, se ejerce por la defensa a ultranza de su botín.


Hasta aquí ha llegado el llanto de sirenas que anuncia el alumbramiento del homo deflagratio, nuestra explosiva contribución al código emic antagónico a los usurpadores que creen conocernos desde su orgullosa pero endeble barrera etic. En esta era llena de horrores, nada es todo lo que necesitas para vaciarla...

1 may 2012

VIOLENCIA POÉTICA

Este primero de mayo queremos hacer extensivo el tradicional homenaje a los Mártires de Chicago a esos millones de caídos en la desesperación moral, social y laboral por los ataques imputables al séptimo poder, cuyo anonimato chantajista de mal disimulada oligarquía no es la mera continuación de los tres poderes clásicos (legislativo, ejecutivo, judicial) después de los medios de comunicación (cuarto poder), del intervencionismo estatal en materia económica (quinto poder) y del sexto poder identificado con las competencias territoriales, sino el acoso y la invasión progresiva de los asuntos públicos por parte de las redes del crimen organizado bancariamente.


Para elevar nuestra protesta con un signo de distinción sobre los manifestantes amasados por las burocracias de los sindicatos prostituidos, os tentamos a echar mano del arsenal de armas de juguete más fardonas que podáis conseguir para apuntar con ellas a los agentes del terror establecido que se crucen en vuestro derrotero, así como a todos aquellos turistas y pasajeros de lo efímero que, en vez de cerrar filas contra el enemigo, opten por dirigir a nuestra causa sus arrugadas miradas de desprecio; una causa que, en esencia, hace suya la capacidad de vivir el presente sin miedos a futuros hipotecados ni reverencias a pasados marchitos.

Aviso para polizontes: la próxima vez, el fuego será real.

12 abr 2012

PERTRECHOS

No hay peor vicio que tratar de imponer la propia idea de la virtud a otros, ni mejor hábito que luchar contra quienes materializan ese propósito. Tal como está previsto que suceda, cuando las autoridades dedicadas a la degradación de la sociedad en beneficio de sus negocios particulares consideren la alteración individual del ánimo un delito susceptible de infectar el orden público alterado en fase previa por sus expolios, será el momento de demostrarles que ante el asedio penal y policial estaremos dispuestos a ser peores que criminales; que no tememos convertirnos en una plataforma para lograr, con nuestros propios méritos, el anatema con que ampulosamente nos llamarán terroristas; pero, sobre todo, que no somos balas perdidas, sino proyectiles silenciosos dirigiéndose a su blanco por trayectorias inescrutables. Se han ganado el derecho a morir cruelmente y nosotros el deber de velar porque así sea.

2 abr 2012

GIGANTES DESCABEZADOS

"Todo es espectáculo. Un espectáculo que funciona solamente porque cada uno finge estar disfrutando de éste y porque cada uno piensa que es solamente él quien no encaja en la totalidad. La conformidad es un reinado del terror".
Manifiesto de King Mob

Una moda se combate con otra, y al puerco gusto por los tijeretazos que han tomado los gobiernos para recortarles alas, nidos y perspectivas a los ciudadanos, nosotros le oponemos el arte insurrecto de la decapitación de los más altos cargos en todos los sectores de mando: político, financiero, mediático, eclesiástico y militar.

Quien crea que las guillotinas son trastos escandalosamente cruentos o demasiado anacrónicos, que se de una vuelta por la trastienda de las noticias económicas, en las que encontrará no pocos desafueros de enorme inspiración para la ira como esa componenda que festeja la amnistía fiscal concedida al fraude cometido por los más ricos en contraste con la cifra ascendente a la que se suman las familias desahuciadas de sus viviendas.

Sin un comunismo que frenar con reclamos de prosperidad, el capital no malgasta distracciones al imponer docilidad como diezmo de provecho sostenible. Por su resistencia a la impugnación, el peor dogma es el que vence convenciendo de la supremacía de intereses que ridiculizan los propios: es así como se modela una mayoría moral seriada y adicta a la mediocridad cuyo imaginario ha sido devaluado por y para el miedo teledirigido. Antes que humanos en lúcida relación con el mundo, nos quieren ver reducidos a baratos y programables componentes de un circuito averiado donde se persigue bajo falsas acusaciones la grandeza que incita a transformarse en interruptor. La Anarcotiranía consiste en hacer que esa majestad proscrita, capaz de desviar por sí misma la corriente, se aventure a apagar el sistema.

18 mar 2012

POR UN MARZO NEGRO

Con el mantra ominoso de la Crisis, la economía especulativa aprovecha la adversidad circunstancial ocasionada por sus malas artes para imponer reformas estructurales que acorazan sus privilegios en detrimento de nuestra soberanía como ciudadanos, cada vez más debilitada. El pueblo ha perdido la capacidad de intimidación necesaria para que la clase propietaria limite su voracidad, que no encuentra obstáculos para usurpar campos que creíamos seguros, como la sanidad pública (que nunca ha sido gratuita, pues la costeamos con impuestos), el acceso a la educación en condiciones óptimas y la estabilidad de los derechos laborales. Además, si la huelga fuera un derecho debidamente reconocido, la jornada de protesta sería remunerada en su integridad como lo es, por ejemplo, una baja por incapacidad temporal, aunque esta cobertura social básica también se ha visto amenazada por la reforma laboral que, entre motivos a hartar, justifican en España las manifestaciones de repulsa contra su gobierno títere del poder financiero, lo que por otra parte no nos impide esgrimir cuatro excelentes razones para cuestionar la convocatoria del 29M tal como está planteada:
1. Ni las huelgas ni los desfiles masivos de indignados sirven para cambiar nada en beneficio de las clases menos favorecidas. Son actos de probada inutilidad. Más nos valdría encauzar los recursos destinados a esos eventos hacia medios más prometedores, como recibir entrenamiento táctico para organizar escuadrones de verdadera guerrilla urbana que sustituyeran a los soporíferos mítines.
2. El éxito de una iniciativa crítica está en relación con su oportunidad y la rapidez en el tiempo de reacción es crucial para que surta efecto, pero esta huelga se ha insertado deliberadamente fuera de plazo. Quizá la disconformidad hubiera tenido impacto político antes de la aprobación del decretazo; después, harían falta otros elementos de insurgencia para no verse reducida a un acontecimiento testimonial.
3. Considerando lo anterior, nadie podrá negar que la huelga está desde el principio instrumentalizada por los grandes sindicatos intervenidos, que la usan, entre otros fines, para recuperar parte del prestigio perdido. Sus líderes se limitarán a dramatizar en las calles el papel que tienen asignado por oficio. Evidencia indiscutible del parasitismo complaciente de quienes dicen defender a los trabajadores, es que los huelguistas del politburó, los sindicalistas profesionales, no verán mermado ni un céntimo su sueldo en el día de marras.
4. Salvo en los sectores industriales que dependen de una producción constante, el parón será rentable en buena medida para la patronal y, sobre todo, para las administraciones públicas, que se ahorrarán el pago de muchas nóminas con sus correspondientes prorrateos.
Pese a estas objeciones, tenemos presente que para el gobierno en funciones la huelga general permite, como un barómetro social, medir el nivel de movilización del descontento, y solo por este hecho merece nuestro apoyo, que será un modo de recordarle que su mayoría absoluta no está legitimada por la absoluta mayoría. Sin embargo, las maniobras del gran capital no pueden combatirse con una huelga convencional, es preciso recurrir a estrategias concebidas con una inteligencia más agresiva. Si realmente se quiere hacer una campaña de resistencia enérgica paralizando el país y demostrar con ello la fortaleza latente de los desposeídos (entre los que incluimos a todos los subordinados a un contrato por cuenta ajena), hay que atacar directamente al sistema bancario, cuyas entidades viven de nuestro trabajo y gracias a nuestro crédito, no lo olvidemos. Desde aquí, para que la cita reivindicativa se transforme en un golpe de liquidación, proponemos acudir en masa a las sucursales para retirar los ahorros depositados en las cuentas corrientes. Así de simple. De ser secundado este llamamiento por la mayoría de la población damnificada por los recortes, en cuestión de minutos se podría hacer jaque al Estado manejado por los eurócratas.
Y luego, ¿qué? Evitar servir de blanco fácil a los cuerpos represivos, mantener el pulso sin arredrarse y no indultar jamás a los mezquinos que alcen la mano contra la gente que no teme transformarse en león para no ser gacela en lo sucesivo. Sólo a partir de ese momento podríamos empezar a negociar en una posición respetable con los clanes mafiosos que ahora insisten en hacernos pagar sus errores tras haber jugado con nuestras vidas como si fuesen el excedente más volátil de su patrimonio.