"Todo es espectáculo. Un espectáculo que funciona solamente porque cada uno finge estar disfrutando de éste y porque cada uno piensa que es solamente él quien no encaja en la totalidad. La conformidad es un reinado del terror".
Manifiesto de King Mob
Una moda se combate con otra, y al puerco gusto por los tijeretazos que han tomado los gobiernos para recortarles alas, nidos y perspectivas a los ciudadanos, nosotros le oponemos el arte insurrecto de la decapitación de los más altos cargos en todos los sectores de mando: político, financiero, mediático, eclesiástico y militar.
Quien crea que las guillotinas son trastos escandalosamente cruentos o demasiado anacrónicos, que se de una vuelta por la trastienda de las noticias económicas, en las que encontrará no pocos desafueros de enorme inspiración para la ira como esa componenda que festeja la amnistía fiscal concedida al fraude cometido por los más ricos en contraste con la cifra ascendente a la que se suman las familias desahuciadas de sus viviendas.
Sin un comunismo que frenar con reclamos de prosperidad, el capital no malgasta distracciones al imponer docilidad como diezmo de provecho sostenible. Por su resistencia a la impugnación, el peor dogma es el que vence convenciendo de la supremacía de intereses que ridiculizan los propios: es así como se modela una mayoría moral seriada y adicta a la mediocridad cuyo imaginario ha sido devaluado por y para el miedo teledirigido. Antes que humanos en lúcida relación con el mundo, nos quieren ver reducidos a baratos y programables componentes de un circuito averiado donde se persigue bajo falsas acusaciones la grandeza que incita a transformarse en interruptor. La Anarcotiranía consiste en hacer que esa majestad proscrita, capaz de desviar por sí misma la corriente, se aventure a apagar el sistema.
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