Si, tal como anuncian los recién festejados títulos del régimen, "la soberanía nacional reside en el pueblo", entonces sus dirigentes son culpables del crimen de lesa majestad... no es preciso ser jurisconsulto para percatarse. Y puesto que los responsables de administrar justicia, que por cobardía, impostura o nefanda coyunda de ambas así la venden, nada cierto ni certero hacen por erradicar el desafuero, habrá que condenarlos junto a los autores materiales según las leyes estrictas de un nuevo código de alta conducta destinado, en especial, a velar por la integridad de quienes se creen grandes. No somos nosotros quienes debemos humillarnos ante medidas y decretos desleales; son ellos, quienes los refrendan, los que han de alfombrar con su pellejo el paso a los visionarios insurgentes. Frente a todos y cada uno de los traidores que se encarecen mercadeándonos de barato, nuestra actitud seguirá siendo tan diáfana como la mantenida por la Reina en el maravillado mundo de Alicia cuando exigía:
¡QUE LE CORTEN LA CABEZA!
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