7 ene 2013

CISMÁTICA

Nada valioso se concibe sin ruptura. El deber de un individuo cuyos puntos de vista sobre el mundo en vez de conducirlo al aplauso de sus congéneres lo alejan del pastiche humano, es volverse aún más radical.

Si lo normal es dejarse embaucar por un modelo prefabricado de felicidad, aceptamos ser acusados de farsantes por haber sobrevivido intactos, todavía, al asiduo enojo de nuestras herejías. Y en absoluto podemos negar que estemos hechos de un barro más puro que aquellos a quienes despreciamos. Puede, incluso, que estemos definitivamente equivocados, pero tenemos algo mejor que la razón de nuestra parte: tenemos el arte de ser más y menos que animales discordantes, tenemos la certeza indescriptible de ser unos monstruos que gustan de ver las cosas tal como son: tan insufribles, que sólo lo increíble puede tener éxito.

No estamos aquí no para que nos sigan, sino para que nos persigan.

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