1 jul 2013

CLASE CONTRA ORATES

Si en parte gracias a la acción desmitificadora de las ciencias que no temen examinarse a sí mismas tras haber flirteado tecnobiológicamente con el desafuero, pero sobre todo a consecuencia de los pogromos que, como el trance artúrico de Hitler, fueron catequizados por el racismo de inspiración rosenbergiana, hoy nos parece digno de repulsa por lo ridículo de su filosofía y escandaloso de sus efectos el concepto totémico de espíritu racial que fue, junto a su análogo comunista de conciencia de clase, uno de los gérmenes ideológicos que más fascinó a las masas e intelectuales durante el periodo comprendido entre el último tercio del siglo XIX y la primera mitad del XX, sus inversiones semánticas presentan, sin embargo, una arcana e indisoluble capacidad de sugestión que resiste con vigor inusitado al desgaste triunfante de nuestra época: la raza del espíritu, la clase de conciencia, porque nadie podrá negar que existen razas a tenor de las pruebas espirituales superadas, y clases según los estados alcanzados por la conciencia despedazada del ser en el devenir que lo engulle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario